Padecimientos
El trastorno del espectro autista es una discapacidad del desarrollo que afecta la forma en que una persona interactúa con el mundo. Puede causar dificultades con la socialización, la comunicación y el comportamiento. El término «espectro» se refiere a la amplia gama de síntomas y comportamientos que una persona puede tener.
Es un trastorno del neurodesarrollo que afecta el desarrollo del cerebro y perjudica el desarrollo de las habilidades sociales y de comunicación.
En la mayoría de los niños, se desconoce la causa. Los factores ambientales, como las exposiciones tóxicas antes o después del nacimiento, las complicaciones durante el parto y las infecciones maternas durante el embarazo pueden ser responsables de un pequeño porcentaje de casos. En niños con una predisposición genética, los factores ambientales pueden aumentar aún más el riesgo del niño de desarrollar trastorno del espectro autista.
Algunas personas creen, incorrectamente, que el trastorno del espectro autista es causado por la exposición a ciertas vacunas o componentes de vacunas (particularmente las vacunas contra el sarampión y el timerosal, un conservante de mercurio que se usa en las vacunas). Sin embargo, se descubrió que el estudio principal que afirmaba encontrar un vínculo entre las vacunas era falso y se retractó. No hay evidencia de que alguna vacuna cause esta condición.
Los niños con trastorno del espectro autista suelen: Jugar solos, no tener interes en socializar, evitar compartir juguetes, no entender el juego por turnos, no responder a su nombre, no entender el juego de fantasía o de “simulación”
Los niños con trastorno del espectro autista experimentan una amplia gama de emociones, pero normalmente las leen y las expresan de manera diferente a los demás. Además de lo anterior pueden presentar:
Dificultad para discutir o expresar sus sentimientos, tener problemas para comprender los sentimientos de los demás, dificultad para ser calmado o consolado, expresiones faciales que pueden no coincidir con los sentimientos internos, evitar del contacto físico con los demás, postura rígida cuando se abraza, ausencia de emoción cuando uno de los padres sale de la habitación
El trastorno del espectro autista se caracteriza por la dificultad para comunicarse. A los 3 años de edad, un niño autista puede demostrar retrasos o regresión en las habilidades del habla y el lenguaje, hablar de manera plana o cantarina, no hablar en absoluto, evitar el contacto visual, parecer inexpresivo.
No responder a las preguntas apropiadamente, repetir las palabras de otros, usar palabras, frases o sonidos repetidamente, lo que los médicos llaman ecolalia, usar los pronombres incorrectos, por ejemplo, «tú» en lugar de «yo», no usar gestos, como señalar o saludar con la mano, no presentar respuesta al señalar, no entender el humor apropiado para su edad
Los niños dentro del trastorno del espectro autista muestran comportamientos aparentemente inusuales o repetitivos. Que pueden manifestarse como:
Agitar sus manos repetidamente, dar vueltas, balancearse de un lado a otro, parecer fascinado con un juguete o actividad en particular, tener comportamientos obsesivos, alinear los juguetes de forma ordenada, ser hiperactivo en ciertas situaciones, tener un lapso de atención corto, insistir en rutinas o rituales específicos, mostrar agitación, ira o frustración cuando alguien perturba su rutina o ritual
Los posibles signos adicionales de los niños con trastorno del espectro autista incluyen: Agresión, impulsividad, autolesiones, reacciones intensas a sonidos, olores, texturas, colores o sabores, berrinches, hábitos alimenticios inusuales.
Entre 2-25 de cada 1000 niños tienen esta patología y se ha visto que afecta a más hombres que mujeres (aproximadamente cuatro hombres por cada mujer).
Aproximadamente el 33% de los niños con trastorno del espectro autista tienen una discapacidad intelectual, como retraso en el lenguaje o dificultades de aprendizaje. Además, un 30% de los niños con este trastorno tienen convulsiones. El riesgo de convulsiones es mayor en personas con discapacidad intelectual más grave.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un término general que se usa para describir un grupo de trastornos del desarrollo neurológico. Estos trastornos comparten características similares pero pueden manifestarse de manera única en cada individuo. El término «espectro» se utiliza para reflejar esta diversidad de experiencias y síntomas.
Antes del DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, quinta edición) que se publicó en 2013, varios diagnósticos distintos se clasificaban como trastornos generalizados del desarrollo. Estos incluían:
Con la publicación del DSM-5, estos trastornos se combinaron en un solo diagnóstico, el trastorno del espectro autista, para reflejar mejor la variabilidad y la superposición de los síntomas entre los trastornos. El síndrome de Rett fue excluido del TEA en el DSM-5 porque se debe a una mutación genética específica y tiene una presentación clínica distinta.
No existe hasta la fecha ninguna prueba de laboratorio para el trastorno del espectro autista. Las evaluaciones de autismo incluyen cuestionarios y observaciones para evaluar qué síntomas están presentes y su gravedad. Después de una evaluación inicial, es probable que el neurólogo pediatra remita a un equipo de especialistas para una evaluación y diagnóstico adecuados.
Es una condición de por vida que no tiene cura. Sin embargo, los síntomas del niño pueden volverse más leves a medida que crece.
El manejo incluye intervenciones o terapias conductuales. Los cuales enseñan nuevas habilidades para abordar los déficits centrales del autismo y reducir los síntomas. Cada niño con trastorno del espectro autista es único. Por esta razón, el hijo recibirá un plan de tratamiento individualizado para satisfacer sus necesidades específicas. Es mejor comenzar las intervenciones lo antes posible para que los beneficios de la terapia puedan continuar durante toda la vida de del niño.
© 2023 Neurocenter. Todos los derechos reservados.