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La polisomnografía es un procedimiento no invasivo que registra la actividad cerebral, muscular, ocular y respiratoria durante el sueño del niño. Se realizan mediciones de la actividad eléctrica del cerebro, la frecuencia cardíaca, la respiración, la oxigenación de la sangre y los movimientos del cuerpo durante el sueño.
Para realizar la prueba, el niño debe pasar la noche en un laboratorio de sueño especializado, donde se le colocarán electrodos en el cuero cabelludo y la piel para registrar las señales eléctricas y los movimientos musculares. También se puede colocar una cánula en la nariz y un oxímetro de pulso en el dedo del pie para medir la respiración y la oxigenación de la sangre.
En general, la polisomnografía es una prueba segura y bien tolerada en niños, y puede proporcionar información valiosa sobre los trastornos del sueño de un niño y ayudar a guiar su tratamiento. Sin embargo, puede ser un procedimiento largo y tedioso, por lo que se requiere la colaboración y el compromiso del niño y los padres para obtener resultados precisos.