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Padecimientos

¿Cuál es la diferencia entre dislexia y dislalia?

La capacidad de comunicarnos mediante el lenguaje hablado es una de las características de la raza humana ya que nos permite una interacción como especie. La manera en la que se estructura nuestro lenguaje lo hace complejo y a la vez muy necesario para nuestro desarrollo personal e interpersonal, por lo que no es de extrañar que se aprenda desde los primeros años de vida y que se englobe dentro de las funciones mentales superiores. 

Para poder aprender nuestro lenguaje (ya sea hablado o no hablado) se requiere la atención, la memoria, la comprensión y la expresión. Debemos también aclarar que el lenguaje no solamente hace referencia al habla, ya que el habla es la articulación de palabras. Por otro lado, la comunicación es un proceso activo de intercambio de comunicación.

¿Qué son los trastornos del lenguaje?

Cualquier evento que altere cada una de éstos elementos puede dar lugar a uno de los diferentes trastornos del lenguaje.

Los trastornos del lenguaje pueden afectar el habla y la comunicación y son considerados trastornos del neurodesarrollo. Por definición no se explican por alguna otra causa como déficit auditivo, discapacidad intelectual, etc.

Suelen diagnosticarse en la edad escolar pues es cuando más necesaria se vuelve la comunicación. Se estima que a nivel mundial existe una prevalencia de un 3% de todos los niños en edad escolar

La clasificación de los trastornos del lenguaje y la comunicación es compleja, sin embargo, para su comprensión se puede dividir de una forma sencilla en dos grupos: los niños que tardan en empezar a hablar y los niños que ya hablan y por algún motivo dejan de hablar.

Clasificación de los trastornos del lenguaje

Entre los niños que tardan en hablar se pueden considerar causas no patológicas, principalmente factores socioculturales. Suelen ser niños que sí tienen una buena comunicación, es decir, entienden las cosas pero no hablan lo esperado para un niño de su edad. Esto se puede ver en gemelos, en niños con padres que hablan distintos idiomas, en casos de sordera o hipoacusia, etc.

Es importante descartar situaciones graves como la disfasia en la que por cuestiones genéticas el lenguaje tarda en iniciarse, es pobre, y a veces carece de compresión.

Por otro lado, existen los niños que dejan de hablar o tienen un retroceso en su manera de hablar. Siempre se asocian con condiciones patológicas y por lo tanto se deben de estudiar con un especialista.

La afasia es una de éstas condiciones en la que existe un daño cerebral, que puede ser el resultado de un golpe, una infección, un tumor, etc, y que ocasionan que las habilidades adquiridas antes se pierdan, como el habla, la escritura o la lectura.

Dislalia vs. Dislexia

Existen muchas condiciones que pueden afectar la comunicación de los niños y que merecen especial atención. Algunos de los más comunes son los siguientes:

Dislexia. 

Forma parte de los trastornos del lenguaje escrito y es considerado también un trastorno del aprendizaje y del neurodesarrollo.

A pesar de lo que se cree, no es tan raro, pues se estima que hasta uno de cada 10 niños en etapa escolar lo pueden padecer. 

De una manera muy sencilla se puede definir como la dificultad para aprender a escribir con normalidad. Suele ser muy característico la manera desordenada de escribir las palabras con frases mal estructuradas. Suele acompañarse de otras manifestaciones como pobre comprensión lectora o de la redacción.

Dislalia. 

La dislalia forma parte de los trastornos del habla, es decir, suele manifestarse como niños que “hablan mal” generalmente por mala pronunciación de ciertas palabras.

Existen diferentes tipos según la incapacidad de pronunciar ciertos fonemas. Por ejemplo, existen niños que batallan en pronunciar la letra R, mientras que otros tienen dificultad para pronunciar ciertas palabras como “sal y sol”, “bata y lata”, etc.

Suelen ser comunes antes de los 5 años pero después de ésta edad suelen sugerir un trastorno del lenguaje.

¿Cómo se pueden tratar estos trastornos?

Si bien no hay cura definitiva para estos trastornos, existen estrategias y terapias que pueden ayudar a las personas a manejar y superar los desafíos asociados.

Tratamiento de la dislexia:

  • Evaluación y diagnóstico:

El primer paso es obtener una evaluación completa por parte de un profesional de la salud, como un psicólogo, un neuropsicólogo o un especialista en trastornos del aprendizaje, para confirmar el diagnóstico de dislexia y determinar el perfil individual de fortalezas y debilidades.

  • Intervención educativa:

Un enfoque clave en el tratamiento de la dislexia es la intervención educativa temprana y apropiada. Esto puede incluir programas especializados de lectura y escritura diseñados específicamente para abordar las dificultades de la dislexia, como el método fonético, el enfoque multisensorial y el entrenamiento en conciencia fonológica.

  • Apoyo en el entorno escolar:

Es importante colaborar con los profesores y el personal escolar para garantizar adaptaciones y ajustes razonables que permitan al estudiante disléxico acceder al currículo y recibir apoyo adicional, como tiempo adicional en exámenes, lectura en voz alta y uso de tecnología de asistencia.

  • Terapia del habla y el lenguaje:

Un terapeuta del habla y el lenguaje puede trabajar en estrecha colaboración con el niño o adulto disléxico para mejorar las habilidades de lectura, escritura y comprensión. Esto puede incluir ejercicios de conciencia fonológica, entrenamiento en estrategias de decodificación y comprensión de textos, así como el uso de herramientas tecnológicas de apoyo.

Tratamiento de la dislalia:

  • Evaluación del habla:

Un terapeuta del habla y el lenguaje realizará una evaluación exhaustiva del habla y los sonidos producidos por la persona para identificar los errores específicos de pronunciación.

  • Terapia del habla:

El terapeuta del habla y el lenguaje trabajará en estrecha colaboración con la persona para corregir los errores de pronunciación. Esto puede implicar ejercicios de articulación, entrenamiento auditivo, práctica de movimientos de los órganos articulatorios y uso de técnicas de retroalimentación para mejorar la precisión de los sonidos.

  • Práctica sistemática:

Es fundamental realizar ejercicios regulares y práctica sistemática tanto en las sesiones de terapia como en el hogar para reforzar los patrones de pronunciación correcta. La repetición y la retroalimentación constructiva son elementos clave en el proceso de mejora.

  • Enfoque individualizado:

Cada persona con dislalia puede tener desafíos y necesidades específicas, por lo que el terapeuta del habla adaptará el enfoque terapéutico a las características individuales. El tratamiento puede incluir estrategias específicas para abordar los sonidos problemáticos y mejorar la inteligibilidad del habla.

Cuándo exista la duda de si nuestro hijo puede estar padeciendo de un trastorno del lenguaje se debe acudir con el especialista. El neurólogo pediatra es el médico encargado del estudio de los trastornos del neurodesarrollo, y por lo tanto, de los trastornos de la comunicación.

Entre más temprano sean detectados es mejor, pues existe un mayor márgen para identificar las causas reversibles o tratables, con lo que se iniciará un tratamiento lo antes posible.