Padecimientos
Cuando un niño convulsiona lo primero que se debe descartar es que no se trate de una enfermedad neurológica, una infección severa o epilepsia infantil. En ocasiones, cuando las crisis epilépticas o convulsiones son causadas por un episodio de fiebre, no representan un mayor riesgo, pues suelen no volver a presentar convulsiones a menos que presenten otro episodio de fiebre pero únicamente durante la infancia.
Sin embargo sí existen otros trastornos que pueden llegar a ser más serios, por lo que después de una crisis convulsiva, un niño debe ser llevado de inmediato al departamento de urgencias.
Las convulsiones o crisis epilépticas son un conjunto de signos y síntomas que ocurren de manera transitoria cuando existe una actividad neuronal excesiva. Usualmente se caracteriza por movimientos llamados “tónico y clónicos” que se refieren al momento en que los pacientes estiran los brazos y las piernas y cuando los flexionan y estiran de manera repetitiva respectivamente.
Sin embargo, no todas las crisis epilépticas se acompañan de estos movimientos, sino que también se puede presentar como movimientos involuntarios de una parte del cuerpo mientras el niño continúa con adecuado estado de consciencia o sin la presencia de movimientos pero con alteración del estado de alerta, también llamado “crisis de ausencia”.
Lo primero que debe realizar es mantener la calma y alejar objetos que puedan causarle daño. Lamentablemente si no se encuentra en un hospital, los primeros auxilios se limitan a proteger a la persona para que no se haga más daño mientras pasa la crisis epiléptica. Si dispone de un celular inteligente a la mano tome un video de las crisis convulsivas, éste puede ser clave para clasificar el tipo de convulsión y orientar hacia la zona del cerebro que está causando el exceso de actividad neuronal, además ayudará a medir el tiempo que dura la convulsión.
Es importante recalcar que no hay que introducir objetos en la boca por el riesgo de broncoaspiración, de igual forma no se recomienda tomarlo de los brazos o piernas puesto que con los movimientos involuntarios pudiera causar una lesión.
Si la convulsión ha durado más de 5 minutos no dude en llamar a una ambulancia para que pueda ser trasladado lo antes posible a un hospital. Continúe poniendo atención al tipo de movimientos que hace o de ser posible, continúe grabando para mostrarlo a los médicos que lo atiendan.
Posterior a una convulsión los niños entran en una fase llamada periodo post ictal en el cual no se encuentran del todo conscientes, por lo que no hay que darles líquidos ni medicamentos ni alimentos por la boca ya que continúa el riesgo de broncoaspiración.
Permita que el niño descanse, no lo mueva del lugar donde se encuentra y revise si ha tenido algún golpe en la cabeza o brazos, si se mordió la lengua y si se encuentra en buen estado general. Independiente del estado en el que se encuentre, debe de ser trasladado al departamento de urgencias, si no hubo lesiones en cabeza o cuello puede ser llevado por usted mismo, de lo contrario llame a una ambulancia para que pueda ser revisado por un especialista y de ser necesario, recibir tratamiento.
Existen distintas causas de las crisis epilépticas y éstas pueden ser sospechadas de acuerdo a la edad en que se presentan por primera vez.
Son crisis epilépticas que ocurren en los niños de entre 1 mes y 6 años de edad cuando presentan temperatura corporal mayor a 38°C. Usualmente se deben a enfermedades infecciosas de vías respiratorias superiores o infecciones de vías urinarias.
Cuando se presentan este tipo de crisis, el problema se resuelve cuando se controla la infección. En estos casos los niños pueden volver a presentar otra convulsión si nuevamente presentan fiebre, sin embargo una vez cumplidos los 6 años los niños dejan de presentar crisis convulsivas y no existe ninguna secuela por lo que continúan con su desarrollo normal sin requerir de algún tratamiento médico.
Se le denomina epilepsia al trastorno del sistema nervioso central que hace que un niño tenga mayor probabilidad de presentar una crisis epiléptica. Para decir que un niño tiene epilepsia debe cumplir con los siguientes criterios:
Al menos 2 crisis epilépticas no provocadas con 24 horas de diferente entre las mismas
Una crisis epiléptica no provocada más la probabilidad de al menos el 60% que se presente nuevamente otra crisis en los siguientes 10 años. Esta probabilidad elevada puede deberse a un estudio de imagen anormal del cerebro o a un electroencefalograma anormal que evidencian un mayor riesgo de recurrencia.
Diagnóstico de un síndrome de epilepsia
Debido a que el riesgo de que estos niños presenten nuevamente otra convulsión, se benefician de recibir tratamiento que prevenga las crisis para evitar complicaciones como traumatismos y puedan continuar con sus actividades diarias.
Cuando un niño recibe un golpe en la cabeza, este puede dañar el tejido cerebral y por ende hace que las neuronas puedan dejar de funcionar de forma normal y produzcan un aumento de su actividad que se traduce en convulsiones.
En ocasiones después del traumatismo no presentan nuevamente convulsiones si el tejido cerebral se recupera por completo, sin embargo si se tratan de traumatismos severos pueden llegar a quedar secuelas y continuar teniendo crisis convulsivas. Dependiendo del caso, estos niños se pueden llegar a beneficiar de tratamiento médico para prevenir convulsiones.
Las infecciones del sistema nervioso central incluyen infecciones del cerebro, médula espinal y estructuras que las recubren. Éstas no entran en la categoría de las crisis febriles puesto que las crisis son causadas por el daño producido por la infección y no por la fiebre que pudiera estar asociada.
Los niños con infecciones como meningitis o encefalitis suelen presentar otro tipo de síntomas además de las convulsiones, dentro se incluyen: dolor de cabeza intenso, vómito en proyectil, fiebre y cambios en el comportamiento. Una vez resolviendo la infección del sistema nervioso central, cesan las crisis epilépticas sin necesidad de tratamiento.
Algunas alteraciones metabólicas pueden acompañarse de convulsiones, dentro de ellas se encuentran trastornos de la glucosa (comúnmente llamado como azúcar en sangre) o del sodio. Tanto la hiperglucemia (niveles altos de glucosa) como la hipoglucemia (niveles bajos de glucosa) se acompañan de crisis epilépticas por lo que se tratan de urgencias que deben de ser resueltas de forma inmediata.
Estos trastornos suelen encontrarse en niños con diabetes no controlada o cuando utilizan insulina de forma incorrecta. Igualmente la hipernatremia (sodio en sangre elevado) y la hiponatremia (sodio bajo en la sangre) pueden llegar a ocasionar convulsiones, éstos generalmente se deben a problemas hormonales que desregulan el equilibrio de electrolitos en la sangre. Una vez que se resuelve el trastorno, ceden las crisis convulsivas por lo que no es necesario iniciar terapia con medicamentos.
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