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El lenguaje es una de las funciones que forma parte del neurodesarrollo en niños. Cuando el niño presenta problemas para hablar, escribir o incluso gestos, se puede considerar que tenga un trastorno del lenguaje. Éstos son trastornos en donde hay alguna alteración que dificulta la comunicación, ya sea para hablar o para entender lo que se le dice.
Los trastornos del lenguaje se dividen en 3 tipos:
También se considera a parte que una posible causa sea orgánica. Te explicaremos más sobre en qué consisten los trastornos del lenguaje y cuáles son las terapias que ayudan a que niños con este trastorno puedan comunicarse mejor.
Los trastornos del lenguaje de tipo receptivo son aquellos en donde hay una incapacidad para la comprensión. Nos podemos dar cuenta de que un niño tiene un problema o padece de este trastorno cuando se detecta una dificultad para comprender lo que se le dice, que no pueda seguir instrucciones sencillas o que no pueda organizar la información que escucha. Usualmente se detecta en la infancia, no en bebés, una vez que se espera que el niño pueda comunicarse.
Los trastornos del lenguaje de tipo expresivo son aquellos en donde hay una dificultad para entender, utilizar el lenguaje y expresar ideas o pensamientos. A diferencia de los trastornos receptivos del lenguaje, en el caso de los expresivos podemos detectarlos a una edad un poco más temprana observando que el niño se tarda en decir sus primeras palabras, incluso hasta pasados los 2 años de edad, que hable pero no se le entienda bien lo que dice o que se le dificulta explicar algo o expresarse adecuadamente.
Cuando hay una dificultad tanto para hablar como para entender se considera que es un trastorno del lenguaje mixto.
Hay que recordar que también puede haber alteraciones orgánicas o estructurales en la boca o garganta que dificulten mecánicamente el lenguaje, sin ser un trastorno propio del lenguaje. Algunos ejemplos con la presencia de labio leporino, fisura palatino, malposiciones de los dientes, macroglosia (lengua más grande de lo normal), prognatismo, retrognatia o algún traumatismo en la cara o cabeza. Dependiendo de la severidad de la malformación o alteración, es la dificultad que tendrá el niño para poder comunicarse.
Realmente no se ha identificado una causa como tal que explique el porqué se desarrolló un trastorno del lenguaje, sin embargo, se sabe que hay una importante relación con la genética. Es importante recalcar la fuerte asociación que tiene con otros trastornos, principalmente del neurodesarrollo, por ejemplo el autismo y otros trastornos del espectro autista, síndrome de Down, dislexia, discalculia, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, nacimiento prematuro y discapacidad intelectual.
Es importante siempre buscar otras posibles causas que pudieran ocasionar un trastorno del lenguaje, como alteraciones auditivas (o incluso sordera), privación socio-afectiva (principalmente en niños adoptados o con antecedente de abandono social) y lesiones cerebrales (infección, tumor o traumatismo).
Después de descartar otras posibles causas que alteren el lenguaje, se procede a tratar el trastorno del lenguaje. Idealmente el tratamiento debe incluir tanto terapia del lenguaje como psicoterapia.
La terapia del lenguaje consiste en trabajar en desarrollar el vocabulario, pronunciación y la gramática. Es llevada a cabo por un especialista en el área y mediante ejercicios se le enseña al niño a poder comunicarse de mejor manera trabajando todas las áreas del lenguaje, enfocándose en el área en el que tenga más problema, ya sea en la comprensión, la articulación de palabras, la fluidez del habla (incluyendo tartamudeo), problemas con el tono o volumen de la voz, así como la lectura y escritura en caso de también estar afectadas. Con el tiempo el niño podrá comunicarse mejor, decir lo que quiere y piensa, tener una mejor relación con su familia y amigos, mejora la seguridad, autoestima, autonomía e independencia.
Por otro lado, la terapia psicológica ayudará al niño a lidiar con el impacto que tiene el trastorno del lenguaje en su vida, de manera que sepa enfrentarlo y poder llevar a cabo de menor manera la terapia del lenguaje, además de tratar posibles comorbilidades que tenga como depresión y ansiedad.
Los trastornos del lenguaje o trastornos de la comunicación deben detectarse a tiempo para que puedan recibir el tratamiento adecuado lo antes posible, de esta manera tendrá un menor impacto en su neurodesarrollo, y por lo tanto, en su rendimiento escolar y relaciones sociales.
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